Cómo viajar a Mallorca

/ abril 29, 2015/ Miscelánea/ 0 comentarios

A Mallorca solo se puede llegar en barco o en avión. La elección de uno de estos dos medios de transporte va a depender principalmente de tres factores: el tiempo que vamos a permanecer en la isla, si vamos a viajar con niños y desde qué lugar lo haremos.

Es casi seguro que para desplazarnos por la isla vamos a necesitar un vehículo. Alquilar un pequeño turismo es una buena opción para moverse por la isla si sois una pareja o incluso una familia de tres o cuatro miembros. El precio del alquiler durante unos pocos días puede ser ventajoso frente al precio del pasaje de nuestro propio vehículo en el barco, pero a partir de 10-15 días de estancia debemos estudiar bien si embarcar con nuestro vehículo o hacerlo en avión.

Si viajamos con niños debemos valorar nuestra propia comodidad y la de los pequeños. Los que tenemos experiencia sabemos la cantidad de enseres que acompañan a nuestros hijos y transportar todo ello en unas maletas se puede convertir en una pesadilla. Para ellos, el viajar en avión será muy intrigante pero hacerlo en un barco será una aventura inolvidable, si lo hacemos de una forma cómoda. Si los niños son mayores la cosa cambia y son las mamás y papás los que mejor conocen el comportamiento de sus hijos frente a problemas como el mareo, las largas esperas, etc.

No todas las ciudades de Europa cuentan con aeropuertos con vuelos a Mallorca por lo que es posible que tengamos que desplazarnos a ciudades desde donde se realice esta línea regularmente.

Viajar en barco

Existen cuatro puntos en España y uno en Francia desde donde parten regularmente barcos a Mallorca: Barcelona, Valencia, Gandía y Dénia en la península, y la ciudad francesa de Tolón. Dependiendo de donde residamos debemos escoger el puerto más cercano y valorar el coste en tiempo y dinero que supone llegar a dicho puerto con nuestro vehículo.

Cualquiera de las navieras que realizan viajes a la isla ofrecen trayectos en embarcaciones rápidas “Fast Ferry” o Ferries con más capacidad, pero más lentos. El billete con camarote es la opción más cara pero más cómoda, sobre todo si la travesía la hacemos por la noche (dormir en una butaca es bastante incómodo) y casi obligado si viajamos con niños.

Debemos tener en cuenta que el embarque se suele hacer 1-1,5 horas antes de la hora fijada de partida. Durante la travesía el acceso a nuestro vehículo no está permitido, salvo en caso de extrema necesidad, por lo que debemos coger todo lo que vayamos a necesitar durante ésta.

Hay personas que con el movimiento del barco se marean. El Mediterráneo suele estar tranquilo en los meses de verano, por lo que durante una travesía con el mar en calma apenas notaremos un leve balanceo del buque. Notaremos el movimiento del barco cuanto más alto y más a proa (parte delantera) nos encontremos. No comer en abundancia, no beber alcohol y dar paseos por la cubierta de popa son buenos consejos para evitar el mareo. Si todo ello no es efectivo siempre podemos recurrir a la “pastilla para el mareo” que no debe faltar en nuestro botiquín de vacaciones.

Las primeras horas en el barco suelen pasar muy rápidas, la parte final del trayecto se suele hacer un poco más pesada. Más pronto o más tarde divisaremos en el horizonte de proa las luces o las montañas de Mallorca. Tranquilos, todavía nos queda algo más de una hora para pisar tierra. La entrada al puerto, el atraque y finalmente el desembarque lleva su tiempo y recordad que esto también forma parte de vuestras vacaciones.

Viajar en avión

Viajar a Mallorca en avión tiene la ventaja de que el tiempo de desplazamiento se acorta considerablemente y si vamos a pasar unos pocos días es sin duda la mejor opción.

La compañía que elijamos y el aeropuerto de partida va a depender mucho del precio, que además variará enormemente si realizamos nuestro viaje en los meses de temporada alta o en fin de semana.

Del embarque y trayecto poco puedo contar que no sepáis la mayoría: colas, esperas, pitidos de los arcos de seguridad, caminatas por largos pasillos, ese cosquilleo al despegar y esos nervios al aterrizar. Sobrevolando la isla y poco antes de realizar la maniobra de aterrizaje podemos observar por las ventanillas los típicos molinos mallorquines que rodean las inmediaciones del aeropuerto.

Una vez dentro del aeropuerto de Son Sant Joan, el tercero con más tráfico de España, es posible que nos encontremos un poco desorientados si no lo conocemos. Deberemos salir al exterior y dirigirnos hacia el aparcamiento. En ese recorrido encontraremos los servicios de transporte público y de alquiler de vehículos. El trayecto a Palma, la capital, es corto.

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